El ron y las chirimoyas nos gustan, qué duda cabe, pero la aportación americana a la cultura española consiste en muchísimo más. Y mejor. Porque de seis siglos de barcos para allá y para acá -a veces expoliando, cierto- nos hemos quedado con unas brasas musicales que siguen vivas, también el flamenco. Hoy hablamos de los cantes de ida y vuelta. Escuchamos guajiras, colombianas, vidalitas, milongas, peteneras y rumbas por boca de Pepe Marchena, Adela la Chaqueta, Valderrama, Morente, Naranjito de (...)