La historia de los ’ejecutores de sentencias’ en España es florida. Cabría destacar la biografía de un verdugo ’insigne’, Antonio López Sierra, ’agarrotador’ de 17 reos entre los que se encontraban una mujer, Pilar Prades, ’la envenenadora de Valencia’, a la que se negó a ejecutar hasta el último minuto a la espera del indulto que nunca llegó. Así como la de Jarabo, ’bon vivant’ asesino de cuatro personas, a cuya ejecución Antonio acudió bebido alegando sentirse atemorizado por haber recibido amenazas de (...)