Mswati III, rey de Suazilandia, tiene catorce esposas, con sus catorce palacios; incontables coches deportivos, una fortuna difícil de delimitar; y un país bajo su yugo. Suazilandia suma poco más de un millón y medio de habitantes, cuyo destino está hipotecado: el 40% de ellos tiene sida y el 70% subsiste con menos de un euro al mes. La normalidad en Suazilandia consiste en ser huérfano. Hace casi cuarenta años -cuando el padre de Mswatti abolió la Constitución- que no oyen hablar de votaciones, (...)